Afrontar una separación es un camino complejo, que se complica aún más cuando hay bienes compartidos como la casa familiar, especialmente si está gravada por una hipoteca copropiedad. Esta situación genera dudas y preocupaciones no solo emocionales, sino también patrimoniales. Comprender las opciones legales disponibles es el primer paso para tomar decisiones informadas y proteger sus intereses. Como abogado experto en derecho de familia en Milán, el abogado Marco Bianucci asiste a los cónyuges en la gestión de estos delicados pasos, con el objetivo de encontrar soluciones equitativas y sostenibles a largo plazo.
La solución más eficaz y menos conflictiva es casi siempre la consensual. Los cónyuges pueden decidir de forma autónoma el destino del inmueble, formalizando su voluntad en el acuerdo de separación. Las opciones más comunes incluyen la venta del inmueble a terceros, con la posterior división del beneficio y la extinción de la hipoteca, o la liquidación de la cuota de uno de los dos cónyuges. En este segundo caso, un cónyuge adquiere la propiedad exclusiva de la casa, haciéndose cargo de la hipoteca restante y pagando al otro una suma en concepto de compensación.
En ausencia de un acuerdo, o en caso de separación judicial, es el Tribunal quien decide. El criterio principal que guía la decisión del juez es la protección del interés de la prole. La casa familiar se asigna por norma al progenitor custodio de los hijos menores o mayores de edad no económicamente autosuficientes. Es fundamental comprender que la asignación del derecho de habitar el inmueble no modifica el derecho de propiedad: la casa sigue siendo copropiedad, pero el cónyuge no asignatario pierde la posibilidad de vivir en ella, a pesar de seguir siendo copropietario y, como veremos, codeudor de la hipoteca.
La cuestión de la hipoteca es una de las más espinosas. El acuerdo de separación o la resolución judicial regulan las relaciones entre los cónyuges, pero no tienen ningún efecto frente al banco. Para la entidad de crédito, ambos cónyuges siguen siendo deudores solidarios. Esto significa que el banco puede exigir la totalidad de la cuota a cualquiera de los dos, independientemente de quién habite la casa o de los acuerdos internos tomados. Ignorar este principio puede acarrear consecuencias graves, como la notificación en la Central de Riesgos y procedimientos de embargo.
Las soluciones para gestionar la hipoteca son principalmente dos. La primera, y más definitiva, es la extinción del préstamo, típicamente a través del beneficio de la venta del inmueble. La segunda es la subrogación de la hipoteca por parte de uno de los cónyuges, habitualmente aquel que adquiere la plena propiedad de la casa. La subrogación puede ser 'acumulativa', dejando al otro cónyuge como garante, o 'liberatoria', opción que requiere el consentimiento explícito del banco para liberar completamente al cónyuge saliente de toda obligación futura. El banco evaluará la capacidad de ingresos del único cónyuge que pretenda hacerse cargo de la hipoteca antes de conceder la liberación.
Cada situación familiar es única y requiere un análisis personalizado. El enfoque del abogado Marco Bianucci, abogado de divorcios en Milán, se centra en la definición de una estrategia clara desde las primeras fases. El objetivo es proteger el patrimonio del cliente, explorando ante todo las posibilidades de un acuerdo que pueda satisfacer a ambas partes y garantizar estabilidad económica. Donde no sea posible un entendimiento, el despacho proporciona una asistencia legal rigurosa en el procedimiento judicial, asegurando que cada aspecto patrimonial, desde la división del inmueble hasta la gestión de la hipoteca, se aborde con la máxima competencia para proteger los derechos del cliente.
Desde el punto de vista del banco, ambos cónyuges siguen obligados a pagar la hipoteca, al ser deudores solidarios. Los acuerdos de separación pueden establecer que la cuota sea a cargo de uno solo de los dos o dividida según una cierta proporción, pero tales pactos solo tienen valor entre los cónyuges. Si quien se comprometió a pagar no lo hace, el banco puede actuar legalmente contra ambos.
No, para vender un inmueble copropiedad se requiere el consentimiento de todos los propietarios. Si no se alcanza un acuerdo sobre la venta, la única vía posible es la de recurrir al Tribunal para solicitar la disolución de la copropiedad y la división judicial del bien, lo que puede llevar incluso a la venta forzada del inmueble en subasta.
Si un cónyuge interrumpe los pagos, el banco puede exigir la totalidad de la cuota al otro cotitular, en virtud del vínculo de solidaridad. El cónyuge que ha pagado también por el otro tiene entonces el derecho de actuar legalmente (acción de regreso) contra el ex cónyuge incumplidor para recuperar las sumas abonadas en su lugar.
No, la asignación de la casa familiar es una resolución que concierne al derecho de habitación y no incide ni en la propiedad ni en las obligaciones contraídas con el banco. El cónyuge no asignatario, si es cotitular de la hipoteca, sigue estando legalmente obligado a contribuir al pago de las cuotas según los acuerdos o las disposiciones del juez.
La gestión de un inmueble y de una hipoteca durante una separación requiere lucidez, competencia y una visión estratégica. Confiar en un profesional experto puede marcar la diferencia entre una solución equilibrada y un largo litigio. Si está afrontando esta delicada situación, el abogado Marco Bianucci ofrece asesoramiento legal en su despacho de Milán, en Via Alberto da Giussano 26, para analizar su caso específico e identificar el camino más adecuado para proteger sus derechos y su futuro. Contacte con el despacho para una evaluación exhaustiva.