El final de un matrimonio es un camino emocionalmente complejo, que se complica aún más cuando hay bienes inmuebles, hipotecas conjuntas o participaciones de empresas involucradas. Comprender cómo proteger su patrimonio se convierte en una prioridad absoluta. Si se encuentra en esta situación, es natural sentirse desorientado ante cuestiones legales y financieras que pueden parecer insuperables. Como abogado de divorcios en Milán, el abogado Marco Bianucci asiste a los clientes a afrontar estos desafíos con claridad y estrategia, garantizando que cada decisión se tome con plena conciencia de sus derechos y de las posibles consecuencias.
La ley italiana regula la división de los bienes en función del régimen patrimonial elegido por los cónyuges en el momento del matrimonio o posteriormente: la comunión legal o la separación de bienes. En el régimen de comunión legal, todos los bienes adquiridos durante el matrimonio, excepto los estrictamente personales, pertenecen a ambos cónyuges al 50%, independientemente de quién los haya pagado materialmente. Esto incluye inmuebles, cuentas corrientes e incluso empresas constituidas después del matrimonio. Con la separación de bienes, en cambio, cada cónyuge mantiene la titularidad exclusiva de los bienes que adquiere. La gestión de un divorcio requiere un análisis preciso de qué bienes entran en la comunión y cuáles quedan excluidos, una tarea que se vuelve especialmente delicada en presencia de hipotecas aún activas o de participaciones societarias cuyo valor debe ser correctamente estimado.
La casa familiar es a menudo el bien de mayor valor y el centro de los afectos. Su asignación y división son uno de los puntos más críticos. Si hay hijos menores o no autosuficientes, el juez tiende a asignar el derecho de habitación al progenitor custodio. Esto no transfiere la propiedad, pero condiciona su venta. Para los demás inmuebles, se procede habitualmente con la venta y la división del producto, la asignación a uno de los dos cónyuges con liquidación de la cuota al otro, o, si es posible, con una división material. La presencia de una hipoteca conjunta añade un nivel adicional de complejidad, ya que ambos cónyuges siguen siendo deudores frente al banco hasta la extinción de la deuda, independientemente de quién habite el inmueble.
El enfoque del abogado Marco Bianucci, abogado experto en derecho de familia en Milán, se basa en un análisis meticuloso y estratégico del patrimonio conyugal. El bufete, con un profundo conocimiento de las dinámicas patrimoniales también en las áreas de Rozzano y Assago, no se limita a una mera aplicación de la ley, sino que construye una estrategia a medida para proteger los intereses del cliente. El primer paso es un mapeo completo de todos los activos: inmuebles, liquidez, inversiones, pólizas y participaciones societarias. Posteriormente, se procede a una evaluación objetiva de los bienes, recurriendo si es necesario a peritos y consultores técnicos. El objetivo es siempre favorecer una solución consensuada, que permita alcanzar un acuerdo equitativo y sostenible sin los tiempos y costes de un litigio judicial. En caso de que no sea posible, el bufete proporciona una asistencia legal determinada en sede contenciosa para la protección de los derechos patrimoniales del cliente.
Si la casa está en régimen de bienes gananciales, la propiedad se divide al 50%. La hipoteca conjunta, sin embargo, sigue siendo una obligación solidaria frente al banco. Las soluciones más comunes son la venta del inmueble con extinción de la hipoteca y división del eventual remanente, o la subrogación de la hipoteca por parte de uno de los cónyuges, que liquidará al otro su cuota de propiedad. La asignación de la casa al progenitor con hijos no anula la obligación de pago de la hipoteca para el otro cónyuge.
La gestión de las participaciones societarias depende del régimen patrimonial y de la naturaleza de la empresa. Si la empresa fue constituida por ambos cónyuges en régimen de gananciales, las participaciones se dividen. Si fue constituida por uno solo, al otro cónyuge le corresponde el derecho a la mitad de los beneficios y de los incrementos. La valoración del valor de las participaciones es una operación compleja que a menudo requiere una pericia técnica para garantizar una división equitativa.
No, un inmueble en régimen de gananciales no puede venderse sin el consentimiento de ambos cónyuges. Cada acto de administración extraordinaria, como la venta, requiere la firma conjunta. Intentar vender el inmueble sin el consentimiento del cónyuge haría que el acto fuera anulable a petición de este último.
Un inmueble adquirido por un cónyuge antes del matrimonio se considera un bien personal y, por regla general, no entra en la comunión legal. Por lo tanto, sigue siendo propiedad exclusiva del cónyuge que lo adquirió. Sin embargo, si sobre dicho inmueble se han realizado inversiones o mejoras con dinero de la comunidad durante el matrimonio, el cónyuge no propietario podría tener derecho a un reembolso.
La división del patrimonio en un divorcio es una materia que requiere competencia técnica y visión estratégica. Confiar en un profesional experto es el primer paso para proteger su futuro financiero. Si está afrontando una separación o un divorcio en Milán, Rozzano, Assago o en las áreas limítrofes y su situación involucra inmuebles, hipotecas o empresas, el abogado Marco Bianucci puede proporcionarle la asistencia necesaria. Contacte con el Bufete de Abogados Bianucci para una evaluación clara y exhaustiva de su caso y para definir la estrategia más eficaz para la protección de sus intereses.