El final de un matrimonio implica inevitablemente la división del patrimonio construido juntos. Si antaño la atención se centraba en casas, cuentas corrientes y automóviles, hoy la realidad es mucho más compleja. Vivimos en una era digital, donde una parte significativa de nuestro patrimonio puede ser inmaterial: criptomonedas, saldos en cuentas online, perfiles sociales monetizados, dominios web. Abordar esta nueva frontera sin una guía experta puede acarrear pérdidas económicas significativas. Como abogado de divorcios en Milán, el abogado Marco Bianucci ha desarrollado una competencia específica en la identificación y gestión de la correcta división de estos activos, garantizando que cada elemento de valor sea considerado equitativamente.
Los activos digitales son bienes inmateriales dotados de un valor económico concreto. Aunque la normativa italiana aún no cuenta con un listado exhaustivo, la jurisprudencia y la práctica han consolidado el principio de que todo aquello que tenga un valor patrimonial, adquirido durante el matrimonio, debe ser objeto de división. Entran en esta categoría una amplia gama de bienes, a menudo pasados por alto: saldos en cuentas como PayPal o Stripe, carteras de criptomonedas (Bitcoin, Ethereum, etc.), cuentas de trading online, dominios de internet registrados, sitios de comercio electrónico, canales de YouTube o perfiles sociales con seguidores y monetización, hasta puntos de fidelidad y millas aéreas de valor considerable. Su gestión legal depende del régimen patrimonial elegido por los cónyuges: en régimen de comunidad de bienes, el valor de estos activos, si se crearon o adquirieron después del matrimonio, debe dividirse al 50%, incluso si están a nombre de un solo cónyuge.
La división de los activos digitales requiere un enfoque que combine competencia legal y conocimiento técnico. El enfoque del abogado Marco Bianucci, abogado de divorcios con consolidada experiencia en Milán, se basa en un análisis meticuloso y estratégico. El primer paso es una fase de 'discovery', es decir, la identificación y mapeo de todos los bienes digitales atribuibles a los cónyuges, un proceso que requiere una investigación exhaustiva. Posteriormente, se procede a su correcta valoración económica, una operación compleja que puede requerir la ayuda de peritos informáticos o financieros. Solo en este punto es posible establecer una negociación eficaz para alcanzar un acuerdo de división equitativo o, si es necesario, presentar al juez las solicitudes correctas para tutelar plenamente los derechos del cliente.
Sí, las criptomonedas compradas en el transcurso del matrimonio con ingresos del trabajo o fondos comunes entran de pleno derecho en la comunidad legal. El principal desafío consiste en rastrearlas, dada la naturaleza a menudo anónima de las carteras, y en valorarlas correctamente debido a su alta volatilidad. Es fundamental la asistencia de un abogado que sepa cómo moverse para verificar su existencia y valor en el momento de la separación.
El saldo presente en una cuenta PayPal o en una plataforma de trading online se equipara al saldo de una cuenta corriente bancaria. Por lo tanto, si la cuenta es cotitular o si se ha alimentado con dinero común en régimen de comunidad de bienes, el saldo existente en el momento de la separación debe dividirse equitativamente entre los cónyuges.
Absolutamente sí. Un canal de YouTube, un blog o un perfil social con un número significativo de seguidores y flujos de ingresos constantes representa un verdadero 'activo empresarial'. Su valor no se da solo por los ingresos directos, sino también por la marca y el fondo de comercio. Este valor debe estimarse y puede entrar en la división patrimonial o incidir en la determinación de la pensión de mantenimiento.
Si un dominio web o una actividad de comercio electrónico se inició durante el matrimonio en régimen de comunidad, se considera una empresa perteneciente a la comunidad misma. Su valor de mercado, incluyendo inventario, fondo de comercio, cartera de clientes y valor del dominio, debe calcularse y liquidarse al otro cónyuge por su cuota del 50%.
La división de bienes en un divorcio es un proceso delicado que hoy en día requiere competencias actualizadas a las nuevas formas de riqueza. Ignorar los activos digitales significa arriesgarse a renunciar a una parte importante de lo que le corresponde. El Despacho de Abogados Bianucci en Milán ofrece una consulta específica para abordar con claridad y estrategia la complejidad de la división patrimonial en la era digital. Si está atravesando una separación y desea proteger sus derechos, contacte con el despacho para recibir la asistencia cualificada de un abogado de divorcios experto en la gestión de estas problemáticas.