La sentencia n.º 26316 de 18 de abril de 2023 representa un importante punto de referencia para la jurisprudencia italiana, en particular en lo que respecta al elemento subjetivo del delito. Este caso, que involucró al imputado V. L., se centró en la compatibilidad entre el dolo de impulso y el dolo eventual, dos conceptos que a menudo crean confusión en el ámbito penal.
En la hipótesis examinada por la Corte de Casación, se trató de un homicidio ocurrido mediante el rociado de alcohol desnaturalizado, mientras la víctima se encontraba cocinando. La Corte estableció que no existe incompatibilidad entre el actuar impulsivo y el elemento de previsión típico del dolo eventual. Esto significa que un sujeto puede actuar presa de la emoción, pero al mismo tiempo mantener la capacidad de prever las consecuencias de sus acciones.
Dolo eventual - Dolo de impulso - Compatibilidad - Hipótesis. En tema de elemento subjetivo del delito, no existe incompatibilidad entre dolo de impulso y dolo eventual, ya que el actuar impulsado por la emoción del momento no excluye la lucidez mental y las facultades cognitivas que permiten prever y aceptar el riesgo de la verificación del evento como consecuencia de la propia acción. (Hipótesis en materia de homicidio, cometido mediante el rociado de alcohol desnaturalizado a la altura del tronco de la víctima mientras esta se encontraba cocinando).
La sentencia en cuestión se basa en referencias normativas clave, como el artículo 43 del Código Penal, que describe el elemento subjetivo del delito, y el artículo 575, dedicado al homicidio. La Corte, de hecho, reiteró cómo el impulso emocional puede coexistir con la lucidez necesaria para aceptar el riesgo de un evento letal. Este aspecto es fundamental para la definición de la responsabilidad penal, ya que aclara que no todo acto impulsivo excluye la capacidad de entender y querer, sino que requiere un análisis profundo de las circunstancias.
La sentencia n.º 26316 de 2023 ofrece una importante reflexión sobre las dinámicas del dolo en el ámbito penal. Aclara cómo, incluso en situaciones de fuerte emotividad, la previsión de las consecuencias de las propias acciones puede existir, llevando a una responsabilidad penal clara y definida. Este principio no solo enriquece la jurisprudencia italiana, sino que también proporciona herramientas útiles para abogados y profesionales del derecho en la evaluación de casos complejos relacionados con el homicidio y otros delitos de grave entidad.