Sufrir una pérdida económica debido a un incumplimiento contractual o a un hecho ilícito de terceros puede tener consecuencias significativas en el patrimonio y la estabilidad financiera, tanto para un particular como para una empresa. Comprender cómo obtener la debida compensación es el primer paso para proteger sus derechos. Como abogado experto en indemnización por daños y perjuicios en Milán, el Abog. Marco Bianucci acompaña a sus clientes en todo el proceso de cuantificación y reclamación del daño, asegurando un análisis preciso y una estrategia dirigida. La gestión de estos casos requiere no solo un profundo conocimiento de la normativa, sino también la capacidad de documentar y probar de forma inequívoca la magnitud de la pérdida sufrida.
El derecho italiano, en particular a través del artículo 1223 del Código Civil, define el daño patrimonial indemnizable como la pérdida económica que sea consecuencia inmediata y directa del comportamiento ilícito o del incumplimiento. Este concepto se articula en dos componentes fundamentales, cuya correcta identificación es crucial para una reclamación de indemnización completa y eficaz.
El daño emergente representa la disminución inmediata y tangible del patrimonio del perjudicado. Se trata de la pérdida económica efectiva y documentable que se ha producido a causa del evento lesivo. Entran en esta categoría, por ejemplo, los gastos incurridos para reparar un bien dañado, los costes médicos no cubiertos por el sistema sanitario, los gastos legales para hacer valer los propios derechos o el valor de un bien destruido. La prueba del daño emergente se basa en documentación concreta como facturas, recibos, peritajes técnicos y contratos.
El lucro cesante es un componente más complejo de demostrar, ya que representa el incremento patrimonial no obtenido que previsiblemente se habría producido si el ilícito no hubiera ocurrido. Se trata, en otras palabras, de la ganancia perdida. Para un profesional, podría consistir en los ingresos no percibidos durante un período de inhabilitación laboral; para una empresa, en los beneficios no realizados debido a la interrupción de la producción o a la pérdida de oportunidades comerciales. La cuantificación del lucro cesante requiere un análisis prospectivo basado en elementos objetivos, como las declaraciones de la renta pasadas, los balances empresariales y las proyecciones de mercado.
El enfoque del Abog. Marco Bianucci, abogado experto en indemnización por daños y perjuicios en Milán, se basa en un análisis meticuloso y personalizado de cada caso individual. La estrategia no se limita a la simple solicitud de un importe, sino que parte de una rigurosa fase instructora destinada a recopilar todas las pruebas necesarias para cuantificar con precisión tanto el daño emergente como el lucro cesante. Este proceso puede incluir la colaboración con peritos de parte (CTP), como médicos forenses, peritos contables o ingenieros, para redactar peritajes que apoyen de forma sólida la reclamación de indemnización. El objetivo principal es alcanzar una solución extrajudicial, pero si no fuera posible, el bufete está preparado para defender los intereses del cliente en todas las sedes judiciales con determinación y competencia.
El cálculo del daño patrimonial no sigue una fórmula matemática universal, sino que es el resultado de un análisis detallado del caso específico. Para el daño emergente, se suman todos los gastos documentados y directamente relacionados con el evento. Para el lucro cesante, se realiza una evaluación pronóstica basada en elementos concretos y probables, como los ingresos históricos del perjudicado o la facturación de la empresa, proyectándolo hacia el futuro. A menudo es necesaria la intervención de un perito para una estimación precisa.
El daño patrimonial se refiere exclusivamente a las pérdidas de naturaleza económica, es decir, a la lesión de un interés susceptible de valoración monetaria (daño emergente y lucro cesante). El daño no patrimonial, en cambio, se refiere a la lesión de intereses de la persona no valorables económicamente, como la salud (daño biológico), el sufrimiento interior (daño moral) y el empeoramiento de la calidad de vida (daño existencial).
Para fundamentar una reclamación de indemnización es indispensable aportar pruebas concretas. Para el daño patrimonial, son fundamentales documentos como facturas, recibos, contratos, peritajes de tasación, declaraciones de la renta, balances empresariales y cualquier otro documento que acredite la pérdida económica. También los testimonios pueden contribuir a demostrar el nexo causal entre el evento y el daño sufrido.
Los plazos para reclamar una indemnización están establecidos por ley y varían en función de la naturaleza del ilícito. Generalmente, el derecho a la indemnización por hecho ilícito prescribe a los 5 años a partir del día en que se produjo el hecho. Para los daños derivados de incumplimiento contractual, el plazo de prescripción es de 10 años. Existen plazos más cortos, por ejemplo, para los daños por circulación vial (2 años). Por lo tanto, es crucial actuar con prontitud para no perder el propio derecho.
Si ha sufrido una pérdida económica y considera que tiene derecho a una indemnización, el primer paso es comprender la real magnitud de su daño y las posibilidades concretas de obtener una compensación. Confiar en un profesional competente es esencial para no pasar por alto ningún componente del daño y para establecer una estrategia eficaz. El Abog. Marco Bianucci ofrece asesoramiento en Milán para analizar su situación, evaluar la documentación y definir el mejor camino para la protección de sus intereses económicos. Contacte con el bufete para recibir un primer dictamen sobre su caso.