La reciente sentencia n.º 48744 del 15 de noviembre de 2023 del Tribunal de Casación ha suscitado un interesante debate sobre el tema del abuso de los medios de corrección y disciplina, en particular en el ámbito escolar. El tema es de gran relevancia, ya que pone de manifiesto las delicadas dinámicas entre educadores y estudiantes, llamando la atención sobre la necesidad de una intervención disciplinaria motivada y justificada.
Según el Tribunal, para configurar el abuso de la finalidad disciplinaria, es fundamental que se presente una ocasión para corregir o castigar en el momento del hecho. Esto significa que el alumno debe haber tenido una conducta tal que justifique una reacción disciplinaria. La simple existencia de una relación entre el profesor y el estudiante no es suficiente para legitimar una intervención disciplinaria.
Abuso de la finalidad disciplinaria - Ocasión de corregir o de castigar - Surgimiento - Necesidad - Supuesto de hecho. En tema de abuso de los medios de corrección o de disciplina, el abuso de la finalidad disciplinaria presupone el surgimiento, en el momento del hecho, de la ocasión de corregir o de castigar, es decir, que el sujeto pasivo haya tenido una conducta de la que pueda derivar una reacción de naturaleza disciplinaria, no pudiendo dicha finalidad deducirse de la sola existencia de la relación existente entre el agente y la persona ofendida. (Supuesto de hecho en el que el Tribunal ha considerado inexistente el abuso en la intervención de fuerza, que nunca derivó en golpes voluntarios, llevada a cabo por el profesor para separar a los alumnos en disputa en aras de su propia seguridad, en cumplimiento de los deberes de garantía correlacionados con el ejercicio de la función educativa).
Esta máxima aclara que es indispensable una conducta por parte del alumno que justifique la acción disciplinaria. El Tribunal, de hecho, consideró inexistente el abuso en un caso en el que un profesor utilizó una intervención de fuerza para separar a alumnos en disputa, dado que tal acción era necesaria para garantizar su seguridad. Este principio se alinea con la obligación de garantía del profesor, que debe tutelar la seguridad de los estudiantes.
Esta sentencia representa una importante guía para educadores e instituciones escolares, aclarando que la intervención disciplinaria debe estar siempre justificada por la conducta del sujeto pasivo, evitando abusos y garantizando un ambiente educativo sano y respetuoso.
En conclusión, la sentencia n.º 48744 de 2023 pone de relieve la importancia de una conducta adecuada por parte de los estudiantes para justificar una intervención disciplinaria. Los educadores deben actuar respetando la normativa vigente y garantizar un ambiente de aprendizaje seguro y respetuoso, evitando toda forma de abuso. La jurisprudencia continúa evolucionando, y casos como estos ofrecen reflexiones fundamentales para el futuro de la educación.