El fin de una relación o un matrimonio es un momento complejo, cargado de decisiones difíciles. Cuando hay una mascota en la familia, como un perro o un gato, surge una preocupación adicional: ¿cuál será su futuro? Estos animales no son simples objetos, sino miembros de pleno derecho de la familia, y su serenidad es una prioridad. Comprender cómo regular su gestión es fundamental para garantizar la continuidad y el bienestar. Como abogado de familia en Milán, el abogado Marco Bianucci aborda estas delicadas situaciones con el objetivo de encontrar soluciones equilibradas que protejan, ante todo, al animal.
En Italia no existe una ley específica que regule la custodia de las mascotas en caso de separación. Desde el punto de vista jurídico, los animales todavía se clasifican como 'bienes', pero la jurisprudencia ha dado pasos de gigante, reconociendo su condición de seres sintientes. Los tribunales, a pesar de la ausencia de una norma específica, están cada vez más inclinados a tomar decisiones que tengan en cuenta el bienestar del animal y su vínculo afectivo con los cónyuges. La principal herramienta para evitar incertidumbres y conflictos es la redacción de un acuerdo escrito, que puede ser incorporado a las condiciones de separación o divorcio, adquiriendo así plena eficacia legal.
Un acuerdo bien estructurado debe prever y resolver de antemano cualquier posible fuente de desacuerdo. Es fundamental que sea detallado y claro, para no dejar lugar a interpretaciones futuras. Los aspectos cruciales a definir se refieren principalmente a la convivencia, las visitas, la división de los gastos y la responsabilidad en las decisiones importantes.
El primer punto a establecer es con cuál de los dos cónyuges vivirá la mascota principalmente. Esta decisión debe basarse en quién tiene las mejores condiciones logísticas (espacio, tiempo, hábitos) para cuidarla. El acuerdo debe definir un calendario preciso para el derecho de visita del otro cónyuge. Se pueden prever fines de semana alternos, períodos de vacaciones o días entre semana, creando una rutina estable que no desoriente al animal.
La gestión económica es otro aspecto fundamental. Es necesario distinguir entre gastos ordinarios (comida, aseo, vacunas anuales) y gastos extraordinarios (intervenciones quirúrgicas urgentes, cuidados veterinarios imprevistos, tratamientos especializados). El acuerdo debe especificar cómo se dividirán estos gastos, por ejemplo, al 50% o en proporción a los ingresos de los cónyuges. Una definición clara previene discusiones y garantiza que el animal reciba siempre los cuidados necesarios sin demoras.
El enfoque del abogado Marco Bianucci, abogado de familia con consolidada experiencia en Milán, se centra en la creación de acuerdos personalizados que reflejen las dinámicas reales de la familia y las necesidades específicas del animal. El objetivo no es solo resolver una cuestión legal, sino construir una solución sostenible en el tiempo, que minimice los conflictos futuros y ponga en el centro la estabilidad emocional de todos los implicados, incluidos los animales de compañía. El despacho, con sede en Via Alberto da Giussano 26, asiste a los clientes en la negociación y redacción de pactos claros y legalmente vinculantes, guiándolos hacia la elección más serena para ellos y para su compañero de cuatro patas.
En ausencia de un acuerdo, la decisión corresponde al juez. Aunque el animal sea técnicamente una propiedad, el juez no se limitará a verificar el titular del microchip. Evaluará elementos como quién se ha ocupado principalmente del animal, el vínculo afectivo desarrollado con los cónyuges e hijos, y qué colocación garantice el mayor bienestar para el propio animal.
Si el acuerdo ha sido homologado por el tribunal como parte de las condiciones de separación o divorcio, se convierte en una provisión legalmente vinculante. El incumplimiento puede ser impugnado legalmente y se puede solicitar al juez que ordene el cumplimiento de las obligaciones previstas, exactamente como ocurre con las demás condiciones del acuerdo.
Generalmente no. Los gastos de las mascotas se consideran aparte de la pensión alimenticia para el cónyuge o para los hijos. Por este motivo, es crucial que el acuerdo de gestión especifique detalladamente su división, para evitar que se incluyan erróneamente u olviden.
Aunque el término jurídico 'custodia compartida' se aplica a los hijos menores, es absolutamente posible crear un régimen de gestión análogo para una mascota. A través de un acuerdo privado, los cónyuges pueden establecer una compartición paritaria del tiempo y las responsabilidades, formalizando de hecho una especie de 'convivencia alternada' que respete las necesidades de ambos y del animal.
Cada situación familiar es única y requiere una solución a medida. Si está atravesando una separación y desea definir de forma clara y serena el futuro de su mascota, es importante contar con una guía legal competente. Contacte con el Despacho de Abogados Bianucci en Milán para analizar su caso y recibir una consulta orientada a la redacción de un acuerdo que proteja sus derechos y, sobre todo, el bienestar de su fiel compañero.